Crítica

El conflicto biológico asociado a la crítica constante suele surgir cuando la aprobación de los demás parece determinar el valor personal. En lo emocional, la persona ha vivido o teme vivir juicios que amenazan la autoestima, generando una tensión entre querer hacerlo bien y sentir que no es suficiente. Este patrón puede estar arraigado en experiencias de la infancia o en dinámicas familiares donde la crítica era una forma de control o de demostrar pertenencia.

Mensaje simbólico del cuerpo: el organismo comunica que está bajo vigilancia y que debe mostrar una imagen impecable. La necesidad de corregir, evitar errores o destacar ante los demás se convierte en un intento de proteger la valía personal. A un nivel profundo, el cuerpo invita a conectar con la propia valía y a permitir la vulnerabilidad para crecer.

Causas psicoemocionales asociadas: a nivel personal, frecuentemente aparece un perfeccionismo que nace de la necesidad de aprobación y de evitar el rechazo. Experiencias de humillación o críticas dolorosas en la infancia pueden dejar la creencia de que solo se vale cuando se logra la perfección. A nivel transgeneracional, podrían existir patrones de exigencia heredados de generaciones anteriores que normalizan la crítica como motor de comportamiento.