2be Psychotherapy
← Volver al diccionario

Ictericia del recién nacido

Conflicto Biológico

En la biodescodificación, la ictericia del recién nacido se interpreta como un conflicto de separación y necesidad de protección durante la transición de la vida intrauterina a la extrauterina. Este conflicto suele estar ligado a la experiencia de nacer, en la que el bebé necesita confianza, presencia y calor emocional para poder 'digerir' el cambio y aceptar el entorno que le rodea.

Se asocia con la sensación de que no hay suficiente luz, cobertura o permiso para ser quien es, lo que, de forma simbólica, se manifiesta como una dificultad temporal para procesar la experiencia de la vida fuera del útero.

Mensaje Simbólico

El cuerpo comunica: necesito ser visto, apoyado y sostenido; necesito la luz y la calidez que permiten prosperar. La ictericia, en este marco, simboliza una pausa en la que el sistema busca recibir la aprobación y la seguridad del entorno para poder empezar a fluir y brillar en el nuevo contexto.

Causa Psicoemocional

  • Factores de apego materno: ritmos de cuidado irregulares, tensión emocional en la pareja o en la familia que impactan la calidad del vínculo en las primeras horas y días de vida.
  • Miedo a la separación: el bebé percibe el inicio de la individualidad y puede activar miedos de abandono en contextos donde la presencia y respuesta del entorno no es constante.
  • Cargas transgeneracionales: patrones de culpa, miedo o necesidad de control heredados de generaciones anteriores que influyen en la forma en que se percibe la seguridad al nacer.
  • Experiencias de parto o cuidados tempranos: situaciones de estrés o insatisfacción durante el nacimiento que dejan huellas emocionales en el vínculo inicial.

Camino de Sanación

  1. Crear presencia y contacto: dedicar tiempo de cercanía con el bebé y con la madre, minimizando estímulos y favoreciendo una atmósfera de calma que favorezca la sensación de seguridad.
  2. Rituales de bienvenida: pequeños gestos simbólicos como mirar al bebé a los ojos, sostener su cuerpo con atención plena y expresar palabras de calor y protección para invitar la luz interior.
  3. Trabajar la seguridad emocional: para la madre, practicar afirmaciones como “Estoy protegida, soy capaz de cuidar”; para la familia, crear una red de apoyo estable que reduzca tensiones.
  4. Conectar con la luz interior: visualizaciones en las que se imagina una luz cálida que rodea al bebé, fortaleciendo la sensación de protección y paz.
  5. Seguimiento suave: observar señales del bebé y responder con silencio atento y presencia, permitiendo que el vínculo se asiente.